Escoger profesión. Según concluían investigadores de la Universidad Estatal de Wayne (EE UU) en la revista Names: A Journal of Onomastics,
nuestro nombre y nuestros apellidos pueden influirnos a la hora de
elegir que carrera estudiar. Así, los que se apellidan "Doctor" son más
propensos a estudiar Medicina que Derecho. Y la letra inicial de los
apellidos de los que ejercen la profesión médica también les condiciona a
la hora de elegir especialidad, de manera que es más común que los
apellidados Raymond se hagan radiólogos que dermatólogos, y que alguien
llamado Dennis se haga dentista.
Ligar. Según
demostraron investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT), las mujeres resultan más sexys cuando su nombre tiene vocales con
curvas, como la "a" y la "o". Con los hombres sucede lo contrario: se
consideran más atractivos cuando sus nombres contienen la "e" o la "i".
Casarse. Hace
una década el psicólogo neoyorkino Brett Pelham identificó una
tendencia ‘narcisista’, conocida como el efecto nombre-letra, que hace
que la probabilidad de que una persona llamada Philip se mude a
Philadelphia y se case con Phoebe sea mucho más alta que si se llama
Jack.
Tener éxito. En un estudio con más de
6000 sujetos, el psicólogo Richard Wiseman comprobó que para los
británicos llamarse Elizabeth o James está asociado al éxito. Lucy y
Jack son los nombres de los más afortunados, mientras que se considera
que las personas con peor suerte se llaman Helen o John. "Esto tiene
consecuencias, porque los empleados con nombres asociados al éxito o al
atractivo pueden tener más opciones de ascender", subraya Wiseman.
Escoger empresa. Un
estudio de la Universidad de Gante (Bélgica) realizado en 2009 revelaba
que el efecto nombre-letra también hace que las personas tiendan a
elegir trabajar en empresas cuya inicial coincide con la primera letra
de su nombre o de sus apellidos.
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