viernes, 22 de febrero de 2013

Superdotados: niños, a pesar de todo.

Ser un niño con altas capacidades es mucho más que poseer un cociente intelectual elevado. Se trata de una condición compleja, que suele ser temida, envidiada y casi siempre mal entendida. La mayoría sueñan con ser como el resto y terminan por invisibilizar su talento o, en algunos casos, fracasar en el colegio. La clave para evitarlo es ayudarles a desarrollar su potencial.

Cociente intelectual mayor de 130, creatividad, persistencia en las tareas, gran capacidad de influir en la gente. Clínicamente, estas son las características básicas que definen a una persona superdotada. Sin embargo, en la vida diaria esta ‘cualidad’ implica mucho más.
“En principio son niños que tienen una situación neurológica normal, sin ningún antecedente de enfermedad previa”. “Pero una vez que se establece la capacidad intelectual por encima de la media, hay que valorar otros factores que se asocian con frecuencia, como problemas depresivos o de integración social”.
Una vez que se establece la capacidad intelectual por encima de la media, hay que valorar posibles problemas depresivos o de integración social
De hecho, aunque las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a que el 2,3% de la población mundial posee altas capacidades, más del 30% de estas personas tienen un bajo rendimiento escolar y se sienten aisladas y no tan felices como su grupo de sus compañeros.
                
                    Los niños superdotados muchas veces sufren falta de motivación y    frustración en el colegio, sienten que los profesores no entienden su comportamiento ni su manera de ser y no se identifican con los demás. Y esto con frecuencia desemboca en un aislamiento; no prestan atención en el colegio, no tienen interés en lo que se explica y no se conforman con lo que se les dice. Todo ello deriva en muchos casos en un aparente fracaso escolar, síntoma que suele ser la razón por la que se acude al especialista.

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